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Informe de la Comisión del Sínodo para la redacción
Los miembros del Sínodo han sido invitados, antes de iniciar los trabajos propiamente sinodales, a vivir una jornada de formación y reflexión sobre los temas de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JPIC).
Objetivo general: recordar a los sinodales que JPIC forma parte integrante de la vida y de la misión de todos los pasionistas.
Objetivos específicos que se han trazado:
1. Presentar una visión general de JPIC
2. Resaltar la conexión entre el Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, en lo relativo a JPIC, con espiritualidad pasionista
3. Informar de cómo JPIC forma parte integrante de las Conferencias USG/UISG
4. Motivar a los provinciales a difundir estos temas en la vida y en el apostolado de su respectiva provincia, de manera más evidente en las etapas de formación inicial y en la formación permanente
5. Mantener la animación de JPIC e impulsar el desarrollo de las estructuras apropiadas
Ha actuado como animador de esta jornada el P. Gerardo Francisco O’Conaire, O.F.M., misionero en El Salvador de 1984 a 1998, más tarde coordinador de la Oficina JPIC en la orden franciscana y actualmente secretario general de la misma Oficina en la unión de superiores generales USG/UISG.
Ha pronunciado tres conferencias:
1) ¿Qué es JPIC?
2) Las estructuras de JPIC en la vida religiosa
3) Como ejemplo, algunos aspectos de estructuras JPIC dentro de la Orden Franciscana.
El P. Jesús María Aristín, coordinador de JPIC de la Congregación, ha intervenido con apoyo de diapositivas sobre el tema: JPIC y la espiritualidad de nuestro Instituto.
Después se compartieron algunas experiencias y reflexiones sobre el tema, unas en la sesión plenaria del aula, y otras, por la tarde, en la reunión de los grupos lingüísticos. Por la tarde, el citado P. O’Conaire presentó también las organizaciones eclesiales que trabajan en este campo, comenzando por la Comisión Pontificia JPIC, instituida por Pablo VI en 1971.
En cuanto evangelizadores, estamos llamados a restablecer relaciones de justicia y paz entre las personas y a defender la creación allí donde se ve que tales valores están en peligro. Para ello se necesita promover una espiritualidad del Reino de Dios como nueva modalidad de presencia en el mundo, basada en el respeto de los demás, de los que son diferentes de mí mismo, y de la misma creación. Allí donde esto falta (el conferencista ha recordado algunas realidades tremendas propias de nuestro tiempo y peligrosas para el futuro) no puede decirse que haya llegado el Reino de Dios ni que haya penetrado el evangelio.
El P. O’Conaire pasó después a evocar las enseñanzas del Magisterio eclesiástico, partiendo de la constitución Gaudium et Spes del Vaticano II, hasta la Caritas in Veritate, de Benedicto XVI. Estos y otros documentos nos invitan a no detenernos sólo en la ayuda que se presta a los oprimidos y a los que sufren, sino que hay que avanzar más y tener conciencia de lo que causa sufrimiento y opresión e, intervenir directamente en sus causas. Esta tarea puede ayudarnos a comprender la importancia de la presencia de la Iglesia y de las congregaciones religiosas en ambientes y organismos en los que se toman decisiones y medidas, como la ONU o la FAO.
Se hizo notar la dificultad con que podemos tropezar a la hora de conectar las expresiones clásicas del carisma con las exigencias del JPIC. También se reconoció que han podido darse errores o carencias en la presentación que se ha hecho del tema, por desconocer las dificultades a las que se enfrentan algunos. El mismo padre general ha advertido que habría que estudiar mejor la relación entre las diversas expresiones de las exigencias del carisma, especialmente en el ritmo cambiante de los tiempos y en la diversidad de culturas.
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