giovedì 28 ottobre 2010

Crónica de la Comisión de redacción: 28 octubre

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La Eucarística en honor de los Santos Simón y Judas fue presidida por el P. Joachim Rego.

La oración/Reflexión de la mañana fue dirigida por el P. Giovanni Cipriani. La sesión fue moderada por el P. Luigi Vaninetti, Consultor- General.

El primer tema fue una propuesta de la Comisión de Solidaridad en las Finanzas: Todas las entidades deberán contribuir con el 2% de las entradas brutas al Fondo para la Solidaridad, por otra parte este Sínodo deberá confirmar la decisión de el Sínodo pasado sobre la propuesta de contribuir con el 7% del ingreso de toda venta de inmueble (tierras o edificios) al Fondo de Solidaridad.

Se aclararon diversas dudas, algunas referentes al hecho de que hay gobiernos civiles que exigen grandes impuestos en cada venta de propiedades. Otras aclararon que para la constitución del Fondo de Solidaridad ya se habían establecido tiempo atrás algunos criterios que podrían ser revisados ahora. Existe la necesidad de coordinar los fondos de Solidaridad que se constituyen a nivel de Configuración con los que los que se aportan a nivel general. Se volvió a la propuesta de unificar los dos fondos de Solidaridad que ya existen a nivel general (Solidaridad y Formación). Sería útil para la Comisión reunirse con los ecónomos de las diversas entidades. Aunque existan ya estas contribuciones fijas, deberemos mantener y promover las contribuciones voluntarias. Después de algunas aclaraciones, la propuesta fue aprobada sin votos contrarios.

TV2000 habla sobre el P. Mario Bartolini y entrevista al P. Jesús María Aristín


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Informe del Superior General al XIV Sínodo General (tercera parte)


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Informe del Superior General al XIV Sínodo General (tercera parte)

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1. PRO MEMORIA
A). Participación en el Capítulo General. Según lo previsto por el N. 130 de las Constituciones, son los Estatutos Generales (EG) los que determinan el número de delegados al Capítulo General. La legislación de los EG 77 fue modificada y aprobada en el Sínodo General de 2004 y confirmada en el pasado Capítulo General de 2006.
B) Participación en el Sínodo. Según el N. 147 de las Constituciones, son miembros del Sínodo los que participan “ex oficio” en el Capítulo General.
C) Modificación de las Constituciones. De acuerdo al N. 114, para modificar cualquier disposición de las Constituciones debe haber una mayoría de dos tercios de un Capítulo General y dicha modificación, para que sea introducida en el texto de las Constituciones, debe tener una segunda aprobación en el siguiente Capítulo General.

2. LAICOS. 
Los movimientos laicales pasionistas, con diversas denominaciones en el mundo, están tomando cada vez más conciencia de ser llamados a nuestro carisma y misión. Existen, están comprometidos en la formación y en la colaboración y en su seno está aumentando el número de consagrados a la Pasión como laicos. San Pablo de la Cruz escribió muchísimas Cartas que todos conocemos a laicos y laicas, confiado en su capacidad para vivir la espiritualidad de la Pasión. 

Pero ni en las Constituciones ni en nuestros Estatutos Generales se hace referencia a los laicos que están llamados a nuestro carisma. Considero que es ya el momento oportuno para su inserción, como agregados a la Congregación, en las Constituciones y en los Estatutos Generales. Una pequeña comisión ha propuesto incluir en las Constituciones el siguiente texto, que nos sirve como base de estudio y, por tanto, es modificable: “Hay personas que se sienten atraídas (llamadas) por el carisma de la Pasión y desean vivirlo en comunión con la Congregación Pasionista. Cuando ellas son asociadas formalmente a la Congregación, de conformidad con las normas generales establecidas en los Estatutos Generales, forman parte integral de la misma, en cuanto Familia Pasionista”. 

Se sugiere colocar este texto o uno parecido al final del Capítulo II de las Constituciones, sobre la Vida Comunitaria, después del N. 36. De hecho, en ese capítulo, además de los componentes de las comunidades locales, se habla también de las relaciones hacia el exterior y de la acogida. Los Estatutos Generales deberían tener uno o dos puntos que definan la modalidad de la agregación y especifiquen las relaciones entre los laicos de la Familia Pasionista y la Congregación [...]

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Primera parte / Segunda Parte

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Backstage

Entrevistas a los miembros del Sinodo: backstage

Homilía, Octubre 28

El Evangelio que corresponde para la fiesta de los Santos Simón y Judas es el pasaje de San Lucas que nos habla de Jesús pasando toda la noche en oración sobre la montaña, y cuando se hace de día llamó a sus dicípulos, y eligió a doce de ellos y los llamó Apóstoles. Estos son los hombres que Jesús eligió personalmente para caminar junto a él, ser formados en los misterios del Reino, y enviados a anunciar la buena noticia del Reino a todo el mundo.

Hoy celebramos unos de los Doce: Simón y Judas—nombrados en en Evangelio como discipulos en un compromiso con Cristo, en la misión, como apóstoles. Ellos fueron enviados a ser testigos fieles en la Palabra (predicar/enseñar) y en la Sangre(servicio), dando todo en sacrificio con Jesucristo. Ambos, Simón y Judas dedicaron sus vidas a la predicación del Envangelio al mundo pagano y se cree que murieron martires por la fe.

Por nuestro bautismo y profesión religiosa como Pasionista, también somo llamados, elegidos y enviados a dar un testimoio radical como apóstoles Pasionistas, y hacer sacrificios para Cristo y para su misión en el mundo de hoy. No somos estraños a los misterios de Cristo. De hecho compartimos su muerte y su resurrección. En el Espíritu Santo nuestra fe vence al miedo y hace fuerte y audaz nuestro testimonio. Nosotros no somos residentes temporeros en la Iglesia. Hemos firmado para siempre. Estamos en casa, en el Cuerpo de Cristo; una vida sin Cristo y su Iglesia no tiene sentido ya para nosotros. Son las palabras de la primera lectura de la carta a los Efesios:

“ Ya no sois extranjeros ni huespedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estan edificados sobre los apostoles, y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo”(Ef 2,19-20).