domenica 24 ottobre 2010

Crónica de la Comisión de redacción: 24 octubre

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El día comenzó con la concelebración de la misa en la capilla del fundador San Pablo de la Cruz; la presidió el P. Antonio Munduate (FID).

La sesión de la mañana se abrió con la oración y la reflexión preparada por el Estudiantado Italiano Pasionista (STIP). A continuación dio dos conferencias sobre la Reestructuración en la congregación pasionista el R. P. Aquilino Bocos, C.M.F., ex general de los claretianos, que actualmente colabora con la revista Vida Religiosa y con el Instituto Teológico de Religiosos, de Madrid. El P. Luis Alberto Cano presidió la sesión.

En la primera de las dos conferencias el P. Bocos trató tres temas: sentido de la reestructuración, obstáculos y oportunidades y la razón última de la reestructuración. En la segunda abordó los siguientes aspectos: presupuestos requeridos o necesarios para que la reestructuración sea efectiva, relación entre la congregación y sus organismos mayores (provincias, viceprovincias, vicariatos), motivaciones y corresponsabilidad en las innovaciones estructurales; consideraciones finales.

La Reestructuración como ejercicio de realismo: P. Aquilino Bocos Merino CMF



La expresión “La reestructuración es un principio de sano realismo” usada por el conferencista resume el tono y la perspectiva que ha caracterizado el aporte de este religioso. Gracias a su gran experiencia como ex Superior General de los Claretianos y a su significativa preparación académica, nos ha guiado a una lectura espiritual y concreta al mismo tiempo para realizar un proceso de cambio y de renovación como se requiere en el trabajo de Reestructuración que estamos realizando

En el corazón de una conversión personal y profunda, necesaria para que este Proceso porte los frutos debidos, se debe tener la convicción de que la vida religiosa mantiene su dimensión profética y significativa para sanar las heridas del mundo moderno. De este modo nuestro planear y realizar nuevas estructuras y organizaciones logrará hacer que nuestro carisma se exprese en el mundo de hoy. La misión –la concreta, la que nos ve anunciar la locura de cruz en nuestros días-, debe ser la medida última de nuestros proyectos.

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Día de reflexión guiado por el P. Aquilino Bocos Merino CMF

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P. Aquilino Bocos Merino
La mañana de primer Domingo del Sínodo ha tenido una jornada de reflexión sobre el tema “La Reestructuración en la Congregación de la Pasión” guiada por el P. Aquilino Bocos Merino CMF. Información sobre este religioso: Inició su actividad enseñando filosofía en el Seminario Claretiano de Segovia, terminó los estudios de Filosofía en la Universidad de Salamanca y ha sido formador en el Teologado claretiano internacional de Salamanca y director espiritual del Seminario Mayor Maronita de la misma ciudad.

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Homilía del domingo 24 de octubre

Domingo XXX C
Evangelio San Lucas 18,9-14

La palabra de Dios proclamada es esta liturgia del Domingo 30 del tiempo ordinario, nos invita a revisar cómo es nuestra relación con Dios -vida de oración- y cómo es la relación con nuestros hermanos. Tengamos presente que la contemplación de las cosas divinas y unión con Dios en la oración debe ser el primer y principal deber de todos los religiosos (c. 663). Una oración que, tampoco podemos olvidar en este Domingo mundial de la Propagación de la fe (DOMUND), “con misteriosa fecundidad apostólica, dilata el Pueblo de Dios, y se hace solidaria de los hombres, especialmente de los pobres y marginados” (C 38).

La parábola que acabamos de proclamar es una fuerte llamada a la conversión. Jesús compara dos tipos de persona, dos actitudes, dos formas de oración. Jesús no compara un pecador con un justo, sino un pecador humilde con un justo satisfecho de sí mismo y que mira por encima a los demás. Cuando proclamamos la palabra de Dios en la Eucaristía no lo hacemos para conocer lo sucedido hace dos mil años, sino porque queremos que sea palabra viva hoy para nosotros. Por eso es inevitable que al acoger esta Palabra nos veamos confrontados: ¿Dónde estamos retratados: en el fariseo o en el publicano?

El fariseo es una buena persona, cumple mejor que nadie: ayuna más de lo que manda la ley, da más diezmos de los que le exige la ley; ni roba ni mata. No tenemos por qué dudar de lo que dice. Comienza su oración dando gracias a Dios por lo bueno que es él, no por lo bueno que es Dios, y termina despreciando a los demás. Piensa que todo en él es bueno. Y no se da cuenta de que no tenía amor a nadie, ni a Dios, ni al prójimo y que su oración está corrompida.

Ve el mal fuera de él. Los demás son injustos, adúlteros y ladrones, los otros son los que no cumplen. Se siente seguro y salvado por sus propios méritos. Poco ama, y está lleno de su propia santidad.