lunedì 25 ottobre 2010

Informe del Superior General al XIV Sínodo General (segunda parte)

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Retomamos desde Cuernavaca

Queridos hermanos, continúo las reflexiones de la primera parte del Informe del pasado viernes, que nos sirvió de introducción con el fin de favorecer un ambiente espiritual unido a la liturgia inicial de apertura del Sínodo. Las reflexiones de ayer del P. Aquilino Bocos Merino han iluminado aún más nuestro camino y nos animan a continuar la búsqueda de alternativas que nos puedan brindar nueva vitalidad y energía.

No podemos no reiniciar desde Cuernavaca y de las opciones que ha realizado el Sínodo de 2008, así como de las indicaciones dadas; pero para tener una comprensión lo más completa posible de lo que ocurrió y de su significado es necesario recorrer, así sea rápidamente, el “antes” de Cuernavaca.

Los Capítulos Provinciales celebrados en los dos años entre Sínodo y Sínodo, 2008-2010, han sido doce, con un número razonable de cambios en los gobiernos provinciales y, por tanto, resulta útil volver a considerar los pasos dados en el camino del proceso de Reestructuración, porque si bien es cierto que la Congregación se ha comprometido en implicar a todos los religiosos en el proceso, también es cierto que cuando se es llamado al servicio de la autoridad se comprenden y se evalúan de manera diferente y más responsable las fases del discernimiento y la sucesión de las decisiones tomadas.

La semilla que dio inicio al proceso de Reestructuración fue sembrada en el Capítulo General del año 2000: “Los capitulares han advertido la exigencia de una renovación de las estructuras organizativas de la Congregación” (DC 4.7); “Solidaridad” es la palabra escogida para describir una nuevo modo de estar juntos como pasionistas en la misión por la vida del mundo. Nuevas realidades piden respuestas “nuevas” en la fe. La solidaridad reclama de cada uno una profunda conversión de la mente y del corazón. Es un avance en la comprensión de que la vida es un don que debemos compartir” (DC 4.6).

Pero la verdadera convocación del proceso se produjo en el Sínodo de 2004 en el que éste fue reconocido como una llamada de Dios a la conversión y una nueva fidelidad creativa a la vida comunitaria, a la misión y a la solidaridad dentro de la Congregación y como opción por los pobres [...]

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| download | Informe del Sup. General al XIV Sínodo General (primera parte)

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